Respuesta corta.
NO
Respuesta larga.
NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO.
Igual que el Jueves, aquí se publica los viernes, con o sin lectores, pero en este caso me decidí a sacar una entrada extra por una buena razón.
¿Qué tiene de malo? Google tiene mis datos, y Facebook, Twitter, Instagram… hasta tiktok tiene mis datos. ¿Qué más da uno más?
Mucho.
No nos engañemos, se algo de machine learning (parte de mi tesis trataba machine learning), soy forofo de ChatGPT y las cosas como son, el hecho de que Sam Altman no tenga participaciones de su empresa me da buen rollo… parece que quiere hacer las cosas bien para la humanidad. Os aseguro que no estoy en contra de la IA. De hecho creo que el camino que está siguiendo OpenAI es el correcto. Lo está desarrollando a tope, sacándole todo el potencial que puede y forzando a los gobiernos a sacar regulaciones (más les vale que se den prisa). Porque si no lo hacen ellos alguien más lo hará.
Dicho esto. ¿Qué tiene que ver con lo de los iris?
El escaneo de retina es una de las últimas medidas de certificar que tú eres tú. Una de las más fiables a día de hoy.
Si tienes problemas con la contraseña porque te la han robado puedes resetearla. Pero no puedes operarte la retina para resetearte el ojo (bueno… igual sí, pero yo no lo haría).
Honestamente no creo que OpenAI vaya a usar esos datos con fines delictivos. Más bien sospecho que para aprender a diferenciar máquinas de humanos. Pero eso no quita relevancia al hecho de que a día de hoy nada de es está regulado. Esos datos ya no son tuyos, pasan a ser suyos. Tu identidad pasa a ser suya. Está regulado qué pasa si das tus datos biométricos para identificarte… pero no para cualquier otro uso.
A día de hoy OpenAI es la empresa que es (para mí de fiar). Si pasado mañana la compra un conglomerado sin escrúpulos tu identidad les pertenece.
Sí, se borra todo menos el hash… pero ese es el hash de tu identidad.
El hash en pocas palabras viene a ser los datos de tu ojo en formato encriptado. A partir de tu ojo se saca el hash, pero a partir del hash no se puede reconstruir tu ojo. Pero es que eso es lo que hace fuerte a la criptografía. Tu te quieres identificar, escaneas tu ojo, el escaner genera el hash a partir de tu ojo (por ejemplo, el hash vale 32) y lo pasa al sistema de autenticación, El sistema de autenticación tiene una base de datos donde dice (hash de Sami 32). Si lo que le llega y lo que tiene el sistema en la base de datos coincide, determina que tú eres tú. ¿Qué pasa si alguien pasa los datos del hash sin haber puesto yo el ojo? Pues que el sistema piensa que me acabo de identificar y es mentira.
Este es un ejemplo de lo que se puede hacer con tu hash (un ejemplo criminal, y eso está regulado), pero la imaginación del ser humano da para mucho, y ceder estos datos alegremente sin tener demasiado claro para qué son, cuál es el objetivo final o quién los va a acabar usando… a día de hoy a mí no me inspira confianza.
Mañana otra entrada.